Gracia y Ahorros

Gracia y Ahorros

by | 08 Dec 2017
Susan Mwenda tiene la esperanza de que su participación en la asociación de ahorros y créditos le permitirá expandir su negocio pequeño para poder enviar a sus hijos a la escuela. 

En Lusaka, Zambia, un grupo se reúne en un terreno polvoriento para despedirse y a sus espaldas se puede observar la caída del sol. Cada semana, el mismo grupo de 20 personas se reúne para apoyarse mutuamente en la asociación de créditos y ahorros. El grupo está repleto de un tipo de energía que viene acompañado de un sentimiento de esperanza para el futuro.

Susan Mwenda, una participante del grupo, espera reavivar su negocio pequeño. En 2011, comenzó a vender artículos de primera necesidad y el negocio era prometedor. Luego, ella con su esposo ya no podían proveer las necesidades básicas de sus cuatro hijos y su sobrino quien vive con ellos, ni las cuotas escolares. Eso cambió hace unos años atrás cuando su negocio fue golpeado por una fuerte recesión en la economía de Zambia. Hasta ese punto era difícil poder costear las cuotas escolares de sus cinco hijos. Sin la opción de educación pública gratuita en su área, los niños hubieran tenido que abandonar la escuela si Mwenda y su esposo no estuvieran en la capacidad de sufragar las cuotas y los materiales escolares.

“Tenía mucha presión cuando el negocio cayó”, indicó Mwenda. “He pensado día y noche sobre cómo levantar  mi negocio”.

 Acudir al banco para pedir un préstamo no es una opción para Mwenda. 

“Estuve pensando en ir al banco y obtener un préstamo monetario, pero las cuotas eran demasiado altas” explicó.

Al igual que más de 2 mil millones de personas alrededor del mundo, Mwenda no utiliza el sistema bancario formal. Aún en las áreas donde existen los bancos, como en Lusaka, estos servicios no son fáciles de acceder debido a los altos costos de las cuotas para mantener abierta una cuenta de ahorros, además de requerir una garantía excesiva y de una alta tasa de interés aún en préstamos pequeños. Sin acceso al crédito, hacer que alcance el dinero es difícil para aquellos individuos que no tienen oportunidades de empleo y por consiguiente necesitan depender de negocios pequeños como fuente de ingresos.

La asociación de ahorros y créditos recauda sus ahorros colectivos en cajas como estas, la cuál es usada por un grupo en Haití. Los miembros eligen a los oficiales, y almenos tres personas tienen llaves de la caja.  

Las familias que no cuentan con un fondo amortiguador de ahorros son particularmente vulnerables cuando una emergencia golpea. Cualquier costo inesperado, como el de servicios médicos, puede desplomar a una familia a la pobreza extrema. Los padres a menudo tienen que escoger entre poner comida sobre la mesa o enviar a sus hijos a la escuela.

Existen otras opciones de ahorros y de préstamos informales en Zambia, pero Mwenda insiste que su grupo es diferente. Los otros grupos, “no se cuidan entre sí” indicó. “si usted llega allí, no le ayudan”.

Mwenda dice que confía en la asociación de ahorros y préstamos la cual fue formada en la iglesia del nazareno local a la que ella asiste, “porque Jesús es el centro de todo”.

Además agregó, “Compartimos y oramos juntos, esa es la razón por la que estoy animada. Con este grupo, nos ayudamos mutuamente porque somos la iglesia”. 

Ahorros Libres de Vergüenza

Las iglesias del nazareno en Zambia se han asociado con HOPE international, una organización cristiana de desarrollo de micro empresas que busca crear y capacitar a grupos de créditos y ahorros. Actualmente esta sociedad sirve a más de 700 miembros en 48 grupos dentro de iglesias del nazareno locales en todo el país.

El modelo de HOPE tiene un enfoque integral que combina sistemas de ahorros y de créditos, capacitaciones financieras y de negocios, y discipulado por medio del estudio bíblico y la oración.

Cada semana se reúnen grupos de entre 15 a 20 individuos. Los grupos tienen un proceso de auto selección y auto administración. Ellos eligen a sus líderes y determinan lo mínimo que quieren comprometerse a ahorrar. En el grupo de Mwenda, cada miembro suma por lo menos 25 Kwacha (alrededor de US$2.75) en ahorros que son destinados a un fondo colectivo semanalmente.

Una vez el fondo crece, los miembros pueden hacer préstamos a una tasa de interés razonable, que también es determinada por el grupo. En vez de acudir al banco, los pagos por interés regresan al grupo, lo cual incrementa la disponibilidad de crédito para préstamos adicionales. Al final de cada ciclo de ahorros, el interés acumulado se distribuye entre los miembros del grupo, por consiguiente incrementando los ahorros individuales de cada miembro.

Por medio de los préstamos pequeños, los miembros del grupo pueden comenzar o expandir su negocio pequeño. A ellos también se les ofrece un lugar seguro para ahorrar su dinero.

Abigail Liche comenzó un negocio pequeño de venta de salchichas hace varios años. Recientemente, sus productos fueron robados y ella necesitó de un crédito para volver a comenzar su negocio. Ella pudo obtener lo que necesitaba por medio de un préstamo otorgado por su grupo de ahorros y créditos.

Según Abigail Liche miembro del grupo, los ahorros no son algo natural en su cultura.

“He aprendido a ahorrar sin tener vergüenza de no darle a las personas que tienen necesidad a mi alrededor”, indicó. “El ahorro puede ser bíblico también, la codicia puede causar daño”.

Liche y su esposo cuidan de sus tres hijos y de otros tres niños que viven con ellos. Cubrir el costo educativo de seis niños no es fácil. Liche cuenta que tiene dificultad para pagar la ropa y la comida, y en particular las cuotas escolares.

"Tenemos dificultades con mi esposo porque ganamos poco", indicó. "Pero gracias al grupo de ahorros, puedo enviar a mis hijos a la escuela". 

Bernard Kazarbe hace eco a la experiencia de Liche.

“La iglesia me capacitó para dar, pero no se me enseñó a ahorrar”, indica. “Este grupo me ha mostrado una forma de ahorrar sin sentirme culpable”.

Kazarbe llegó a Zambia como refugiado cuando la violencia hizo imposible permanecer en la República Democrática del Congo. Él cuenta que la situación es difícil ahora en su hogar porque él sentía la necesidad de dar lo que tenía a otros que estaban en necesidad. Ahora, él puede ver los beneficios del ahorro a largo plazo.

Kazerbe tiene el sueño de hacer crecer su negocio y de “hacerlo grande”. Él quiere suplir las necesidades de su familia, que incluye a su esposa, hijo y seis sobrinos huérfanos; pero él no quiere enfocarse solamente en mejorar las vidas de los miembros de su familia.

“Mi corazón está en ayudar a las personas de mi comunidad,” indicó Kazerbe, “Quiero comenzar un negocio pequeño que provea fuentes de empleo a los hombres en mi comunidad para que trabajen y les pueda pagar… Ahora que llegó el grupo de ahorros, tengo la esperanza de poder lograrlo y de ayudar a mi comunidad e iglesia”.

 Según Desir Myrtil, los grupos se están enfocando para tratar la pobreza material y espiritual al afirmar la dignidad dada por Dios a los mimbros. Los grupos se reúnen para descubrir cuán capaces son de salir adelante por sí mismos. 

Levantarse con Dignidad

Las iglesias del nazareno en Haití también se han asociado con HOPE International para presentar las asociaciones de ahorros y créditos en sus comunidades. Actualmente hay 1,500 miembros en 72 grupos de 47 iglesias del nazareno en el país.

“Muchas personas a mi alrededor viven en pobreza”, Desir Myrtil indicó, al explicar por qué decidió unirse a un grupo.

Lo que él expresa va más allá de una falta de recursos, Mientras que los grupos ayudan a las personas financieramente, Myrtil hace énfasis en los aspectos menos tangibles de la pobreza.

“No solamente se trata de dinero”, indica, “Es la forma de pensar… lo primero es ayudar a las personas a que entiendan que ellos lo pueden lograr”.

Cada vez que los grupos se reúnen, descubren cuánto pueden lograr por sí mismos, desde incrementar sus ahorros hasta expandir o crecer su negocio. Como padres pueden proveer para sus hijos, y su compresión sobre la dignidad impartida a ellos por Dios también crece.

Mercy Wilbert, la madre de dos hijas y un hijo, dice que participar en el grupo le ha dado más valor para enfrentar el futuro.

“Es algo tan bueno”, indicó. “La forma en que juntan lo que tenemos, lo juntamos y no nos da miedo. No tenemos temor”

Wilbert es una mujer de hablar suave, pero el grupo ha afirmado su liderazgo silencioso. Ella fue electa como secretaria del grupo.

“Para mí y mi familia”, indica, “Me gustaría que Dios nos levante con dignidad”.

--Republicado con el permiso de  Winter 2017 edition of NCM Magazine

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