Una refugiada ucraniana encuentra familia en el Reino Unido
Omar y Sandra estaban de vacaciones cuando recibieron la desgarradora noticia de la guerra que había estallado en Ucrania. Las imágenes de familias destrozadas y de personas obligadas a abandonar sus hogares provocaron una profunda conmoción en sus corazones. Juntos, decidieron abrir su casa a una refugiada ucraniana.
"Sabíamos que teníamos sitio en nuestra casa; así que fue una decisión inicial fácil para nosotros abrir nuestro hogar", dijo Sandra.
A continuación, se inscribieron para ser anfitriones lo antes posible; y se enteraron de que podían ser asignados a alguien a través de su Iglesia del Nazareno local. A la vuelta de las vacaciones, su hijo Kyle ofreció generosamente su habitación para albergar al nuevo huésped. Para convertirla en un espacio cálido y acogedor, la familia dio a la habitación una mano de pintura fresca y la abasteció de artículos de higiene y provisiones esenciales, pues no sabían lo que su huésped podría tener o necesitar.
La familia también aprendió frases básicas en ucraniano, y etiquetó sus armarios de cocina con ucraniano e inglés para reducir la brecha lingüística y garantizar una transición fluida. Omar y Sandra también se pusieron en contacto con otras familias anfitrionas para obtener valiosos consejos e información sobre la experiencia en la que estaban a punto de embarcarse.
La expectativa crecía a medida que se comunicaban por FaceTime con Ira, su invitada que pronto llegaría. Ira llegó finalmente al aeropuerto de Edimburgo con una sola maleta pequeña.
"Ese momento me rompió el corazón", recuerda Sandra. "Nos abrazamos y ambos lloramos a pesar de que no sabíamos nada la una de la otra. En ese momento, creamos un vínculo que siempre compartiremos".
Su abrazo, aunque desconocido, estaba lleno de la calidez de una nueva amistad. Como dice Sandra, sus primeros paseos juntos por el barrio fueron "mágicos".
"Fue como enseñarle a mi mejor amiga todos mis lugares favoritos", dijo Sandra.
Aunque Ira encontró paz y seguridad en su nuevo hogar; su corazón siguió unido a la familia que había dejado en Ucrania, incluidos su hijo, su nuera y su nieta en Dnipro. Aunque ha mantenido un contacto regular con ellos; espera poder visitarlos pronto. Sin embargo, el viaje de vuelta a casa no es sencillo, dadas las complejidades de los pasaportes y la persistente cautela de sus experiencias.
El año pasado, Omar y Sandra ayudaron a Ira a matricularse en la universidad para aprender inglés en septiembre; y su reciente graduación en julio marcó un acontecimiento importante en su trayectoria.
Cuando terminó el periodo de acogida de seis meses, la familia ayudó a Ira en su transición a la independencia. Con la ayuda de su gobierno local, Ira se mudó a un apartamento en noviembre de 2022. Esta transición fue un desafío, pero los lazos de amistad y apoyo siguieron siendo fuertes. A pesar de la barrera del idioma, Ira consiguió un trabajo en una residencia para ancianos, donde encontró satisfacción y estabilidad. Sus ingresos contribuyeron a cubrir sus gastos de vivienda y alojamiento, facilitándole el camino hacia la independencia.
Este artículo es una versión abreviada de un artículo publicado en el sitio web de la Región Eurasia. Para ver la historia completa, haga clic aquí.