Tres niños de la Iglesia del Nazareno New Beginning tuvieron una idea audaz de compartir la alegría de Jesús y bendecir a los niños menos afortunados de su comunidad. Después de obtener el apoyo de los líderes de la iglesia, 70 niños y jóvenes, de entre 3 y 25 años, crearon un campamento de Navidad para niños; con el fin de llegar a los niños y familias del Hospital de Niños Colonial War Memorial Hospital en Suva, Fiji.  

Esta iniciativa comenzó cuando los tres líderes jóvenes (de 6 a 9 años) solicitaron una reunión rápida con su pastor y líderes. Si bien la reunión inicialmente se tomó como una broma; los pastores no tardaron en ver que los niños hablaban en serio.

Los líderes escucharon atentamente una presentación bien pensada: los niños se sintieron obligados a celebrar las fiestas navideñas de una manera nueva. En lugar de centrarse en sí mismos, querían servir a los demás. No tenían la palabra para ello; pero cuando compartieron sus planes, quedó claro que sus tiernos corazones habían tomado una decisión misional. Incluso con la mayor parte del presupuesto de la iglesia local destinado a misiones durante el año, la moción fue aprobada y los líderes adoptaron la idea. 

A medida que Dios movía a los líderes a prestar atención y apoyar los deseos misionales de los niños, comenzó a mostrar su provisión para el campamento, un día a la vez. A medida que pasaba cada día, las reflexiones iban desde las cosas necesarias para el campamento hasta lo que significaba estar centrado en la voluntad de Dios. El viaje fue transformador para todos. Dios se estaba moviendo hacia ellos como una familia de creyentes.

La iglesia dio un salto de fe de lo poco que tenía. Dios identificó al grupo objetivo: los niños ingresados ​​y en recuperación en el Hospital de Niños Colonial War Memorial Hospital, el hospital más grande de Fiji. 

La iglesia buscó donantes, y recibió patrocinio de muchos corazones afines para más de 200 juguetes, pañales y toallitas para bebés. Las barreras y los problemas cedieron mientras Dios luchaba la batalla por los niños y lideraba los esfuerzos.

Los niños comenzaron a visitar cada pabellón del Hospital de Niños con un puñado de adultos, cantando villancicos, dando regalos a cada niño, hablando con las familias y escuchando sus historias. Luego, hicieron lo único que querían hacer: oraron e intercedieron para que cada paciente fuera sanado y dado de alta.

A la hora de ministrar, Dios escuchó sus preciosos clamores y respondió con poder.

La supervisora ​​médica de turno, la hermana Alisi, testificó: “Inicialmente, dos pacientes fueron marcados para el alta. En la hora en que ustedes (los niños de Nuevo Comienzo) estaban orando y cantando, hubo más altas en este turno que en el turno anterior. Esto significa que Dios está escuchando las oraciones de sus hijos”.

De hecho, más padres e hijos abandonaron el hospital con sonrisas y juguetes de amor. Los campistas se sintieron impactados; y un joven escuchó el llamado de Dios y entregó su vida a Jesús en el servicio de Navidad.

Este y otros milagros hacia y desde el campamento fueron sólo por la gracia de Dios.

“Cuando nos llama a colaborar, sólo desea la obediencia de quienes lo escuchan”, dijo la pastora Sharon Latu. “En un mundo oscurecido por el aumento de frialdad, que cada uno de nosotros pueda sentir el calor refrescante de la gracia de Dios para los perdidos, los rechazados y los quebrantados. Que podamos escucharlo a través de las Escrituras y de la vida, especialmente en los pequeños momentos”.

--Iglesia del Nazareno Región Asia-Pacífico.