Ericka Esteban, miembro del programa de patrocinio de niños de los Ministerios Nazarenos de Compasión, viajó recientemente a París, Francia, para competir en los Juegos Paralímpicos 2024.

Con sólo 10 meses de edad, un accidente dejó a Ericka en coma durante dos semanas, luchando por su vida. Finalmente se recuperó, pero el trauma la llevó a un diagnóstico de parálisis cerebral de por vida. Cuando estaba en edad preescolar, Ericka comenzó a experimentar convulsiones regulares que afectaron su desarrollo social, físico y académico.

Durante esta desafiante jornada de salud, su familia la inscribió en un centro de desarrollo infantil en una Iglesia del Nazareno local. La familia sabía que el cuidado holístico del programa la beneficiaría, y la conexión con un patrocinador personal le recordaría el amor de Jesús. Con fondos de su patrocinador y otros donadores del programa, Ericka obtuvo acceso inmediato a una mejor atención médica.

Ericka prosperó a través de su conexión con la iglesia local y el centro de desarrollo. A los 15 años, ingresó a una escuela para niños con discapacidades y necesidades especiales, mientras continuaba siendo monitoreada por un equipo de profesionales médicos. Ericka continuó creciendo y aprendiendo a cada paso, ya sea comenzando nuevas terapias o medicamentos o mejorando lo suficiente como para suspender otros.

En 2017, el entrenador Marvin Tumax notó el talento de Ericka para correr y se ofreció como voluntario para entrenarla en atletismo. Al poco tiempo, Ericka estaba representando a su país en competencias de deportes paralímpicos.

Ericka ha recorrido Centroamérica y Sudamérica, Estados Unidos y Japón. En 2021, compitió en los Juegos Paralímpicos de Tokio como la primera atleta paralímpica femenina de Guatemala.

Viajó a París, Francia, en septiembre para los Juegos Paralímpicos de 2024. El viernes 6 de septiembre de 2024, Ericka corrió en el Heat 2 de los 400 m femeninos T38, batiendo su récord con un mejor tiempo personal de 1:11:79. Tuvo el honor de portar la bandera guatemalteca tanto en la ceremonia de apertura como en la de clausura de los juegos.

"Jesús me dio el deseo de correr", dijo Ericka. "Dios me ha dado la fuerza para estar en cada evento".

Cuando Ericka no está compitiendo por su país, sirve fielmente en su iglesia local, la misma que le abrió las puertas para que aprendiera y creciera cuando era niña. Trabaja con niños en la escuela bíblica de vacaciones y otros eventos de la iglesia, sirviendo bocadillos a los asistentes hambrientos. Ericka también está aprendiendo a tocar la guitarra, y asiste regularmente a reuniones de oración y otras actividades.