Ministerio carcelario en Montana imparte cursos para laicos exitosamente
Hace dieciséis años, el Espíritu Santo puso en el corazón de Larry Spicer que se comunicara con un hombre en la localidad que estaba en problemas con la ley. Inicialmente, Spicer se resistió a ese sentir, pero su primer acto de obediencia lo llevó a iniciar un ministerio carcelario que llegó a más de 200 hombres encarcelados en Montana.
Durante ese tiempo Spicer fungía como pastor asociado en Missoula cuando vio una historia en las noticias locales sobre un hombre que iba a ser encarcelado. Después de ignorar el primer sentir que vino de Dios, Spicer encontró un artículo en el periódico local acerca del juicio del joven.
"[El joven] Le preguntó al juez si había alguna posibilidad de recibir algún tipo de consejería", dijo Spicer. “El juez le informó que [la consejería] no era parte de su responsabilidad. Luego le di seguimiento y le escribí una carta, y él estuvo dispuesto a reunirse conmigo”.
Cuando Spicer fue a reunirse con el jóven, otro recluso también pidió hablar con Spicer.
"Pensé que iba a reunirme con un recluso, pero él tenía a alguien más en su celda que quería hablar con un pastor, y eso siguió así durante 16 años", dijo Spicer.
Spicer descubrió que una vez que comenzó a involucrarse ya no podía parar.
"Ha habido momentos en los que le han dicho: '¿Por qué no te das por vencido conmigo? Todos los demás lo han hecho'", recordó Spicer. “Y esas palabras me penetran en lo profundo. No podía darme por vencido".
Spicer utiliza una multitud de recursos y los va ajustando a medida que los internos continúan creciendo en su comprensión y su fe. Su recurso más popular es el curso de Formación Espiritual de The Discipleship Place (El lugar del discipulado ).
"A lo largo de los años los hombres me han dicho que ese ha sido el estudio más útil que han cursado", dijo Spicer.
Dos de los hombres con los que ha trabajado han completado todo el Certificado del Ministerio Laico en The Discipleship Place. Incluso a avanzado para obtener un bachillerato en estudios bíblicos y está buscando inscribirse en un programa de maestría.
Spicer ahora es pastor asociado en Great Falls, Montana. Un día, un hombre con el que ministró en Missoula contactó a Spicer después de ser liberado en Great Falls.
"La única persona que conocía en la ciudad era yo, por lo que me contactó", dijo Spicer. “Comencé a recogerlo y llevarlo a la iglesia. Tuve el privilegio de verlo bautizarse. Él conoció a una joven en la congregación que se graduó del programa de discipulado en el centro de rescate de la localidad, y se casaron. Hace dos años, fue elegido miembro de la junta de nuestra iglesia”.
Aunque Spicer tiene muchas historias de éxito, hay muchas que no son tan exitosas. La realidad del ministerio carcelario es algo que él describe como "estimulante y agotador".
"Cada vez que salía de las instalaciones de la prisión, sentía que tenía la necesidad de parar y orar, y a veces llorar", dijo Spicer. “La lucha y la desesperanza que ves allí... pero al mismo tiempo, aquellos que realmente se han comprometido con el Señor y han dedicado sus vidas al Señor, al ver la luz en sus ojos y su plena felicidad, tú simplemente esperas ver que eso se multiplique".