Iglesia de Brasil apoya a refugiados venezolanos
La Iglesia del Nazareno en Boa Vista, Brasil, ha abierto sus puertas al creciente número de refugiados venezolanos que están en busca de una vida mejor.
Durante los últimos seis años, Venezuela ha estado pasando tiempos de turbulencia y agitación. La hiperinflación ha hecho que los precios de los artículos esenciales se dispararan, y las personas se han quedado sin ninguna forma de comprar alimentos regularmente.
Para fines de 2018, los precios se duplicaban cada 19 días en promedio, los medicamentos no estaban disponibles y las enfermedades que se creía que habían sido eliminadas comenzaron a reaparecer, como el sarampión, la difteria y la malaria. Según las Naciones Unidas, tres millones de venezolanos han abandonado el país desde 2014 porque sienten que no tienen otra opción.
"Vine [a Boa Vista] para buscarr un futuro mejor para mí, para mi hija y para mi nieto que iba a nacer", dijo William, un refugiado venezolano.
William y su familia estaban entre los que se fueron cuando ya no podían darse el lujo de vivir en Venezuela.
La iglesia de Boa Vista está ubicada cerca de la frontera con Venezuela, por lo que la congregación sabía que estaban en un lugar ideal para servir a refugiados como William.
En marzo de 2016, comenzaron a alcanzar a personas en espacios públicos y parques que se establecieron como campamentos improvisados. En cuestión de un año, la iglesia había iniciado un servicio de distribución de alimentos que servía a aproximadamente 1,500 personas cada semana.
No mucho después, la iglesia en Boa Vista comenzó una congregación hispanoparlante para ministrar a los refugiados. Aproximadamente 200 personas asisten a la nueva iglesia, 40 de las cuales se quedan en un refugio ubicado en las instalaciones de la iglesia. Se están ofreciendo nuevas clases a la comunidad, que incluyen una clase de portugués para 400 personas, una clase de repostería, una clase de costura y otras clases vocacionales enfocadas en el comercio.
Julio y su familia se han alojado en la iglesia en Boa Vista. Julio no ha podido encontrar un ingreso estable ya que no habla portugués, por lo que él y su familia han recibido el apoyo continuo de los miembros de la iglesia. La congregación proporciona comida, refugio y trabajo de carpintería en los alrededores del edificio.
Jhonelis y su nuevo esposo también viven en el refugio de la iglesia. Dejaron a su familia numerosa en Venezuela cuando no podían darse el lujo de alimentar a todos.
"Tuve que venir para poder trabajar aquí y ayudar a mi familia desde aquí, enviando el dinero que pueda porque era la única forma en que podían sobrevivir", dijo Jhonelis.
Jhonelis y su esposo pudieron encontrar trabajo durante los primeros meses, pero no les duró y pronto se quedaron sin dinero. Jhonelis dice que estaba casi a punto de desmoronarse cuando la gente de la iglesia los encontró.
"No podía volver ni pensar en esas cosas", dijo Jhonelis. "Vine aquí por un futuro mejor, o para luchar por un futuro mejor, así que me quedé por eso".
Con una población de solo 280,000 habitantes, Boa Vista no tiene la capacidad ni las oportunidades para dar cabida a tantas personas que buscan trabajo.
El asunto del transporte también complica la situación para que los refugiados encuentren trabajo. Brasil es un país muy grande, y llegar a las ciudades más grandes en autobús tarda varios días, y los costosos boletos de avión están fuera del alcance.
Dada la cantidad de desafíos y la creciente tasa de inmigración, la iglesia de Boa Vista podría sentirse sobrecargada de trabajo. Sin embargo, continúan encontrando aliento al escuchar las historias de amor y compasión de aquellos que viven bajo el refugio de la iglesia.
“En medio de todo, Dios es la iglesia”, dijo Julio. “Tienes que tener fe y dar gracias por todo. Pero para mí esta iglesia lo significa todo".
--Republicado con permiso de NCM Magazine 2019
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