Lucas Swisher, un misionero en Brasil y profesor de inglés, usa su amor por el evangelismo y su pasión por los videojuegos para crear amistades, profundizar conexiones y discipular a personas de todo el mundo. Aunque los video juegos pueden parecer un método inusual, Swisher lo ha encontrado como un medio y una forma práctica de entablar relaciones.

“Con muchos de los pastores a los que les estaba enseñando inglés, no teníamos mucho tiempo para conectarnos, así que mi único medio para crear relaciones y conectarme con la gente era a través de nuestra iglesia. Comencé a hablar con algunos chicos allí y encontramos una pasión en común en los videojuegos”, dijo Swisher. "Muchas veces durante esos encuentros, nuestro tiempo de videojuegos se convirtió en un tiempo con Dios".

Cuando su familia se mudó a una ciudad diferente, Swisher decidió formalizar su estrategia informal de evangelismo. Sus estudiantes siempre se sorprendían que un pastor y misionero tuviera experiencia con los video juegos y que pudieran entablar una conversación al respecto. Con el paso del tiempo, esas conversaciones se trasladaron a temas más profundos orientados en torno a Dios y la Biblia.

“Aquellos que nunca habían pensado que esos juegos podrían tener una conexión con Dios o una conexión bíblica estaban intrigados, y yo también”, dijo Swisher.

Muy pronto, un grupo de siete, con chicos en edad de escuela secundaria hasta profesionales, comenzaron a tener reuniones virtuales quincenales. Llamaron a estas reuniones tiempos de juego y de búsqueda de Dios. Se inclinaron fuertemente hacia el lado de los juegos al principio, a veces solo exprimiendo unos minutos para el estudio bíblico u oración, pero a medida que el grupo se solidificaba, las discusiones sobre Dios comenzaron a expandirse.

"Luego se convirtió en una hora de videojuegos y luego tres horas de hablar sobre Dios", dijo Swisher. “Se convirtió en una práctica semanal, y ahora ha llegado al punto en el que apenas jugamos. La mayor parte de nuestro tiempo la pasamos hablando de Dios y compartiendo unos con otros, siendo responsables".

Cuando la pandemia de COVID-19 golpeó y la interacción social en persona se volvió difícil, Swisher pudo continuar haciendo amistades a través de videojuegos y podcasts para hablar al respecto. Se conectó con personas de todo el mundo que también buscaban amistad y comenzó una nueva temporada del tiempo de juego y de búsqueda de Dios con ocho jugadores más de cuatro países diferentes. El enfoque más orgánico del discipulado allanó el camino para una amistad con un jugador en Canadá que pasó de ser agnóstico a seguir a Cristo.

“Tenemos la oportunidad ahora de caminar juntos en el mundo digital”, dijo Swisher. “Ha sido un ancla en este momento de mi vida en el que he estado tan aislado”.

Si bien estos tiempos de juego y búsqueda de Dios siguen siendo un alcance construido a partir de un pasatiempo, Swisher es optimista sobre el futuro del ministerio y espera involucrar a más personas en el discipulado.

“Cuando veo o toco algo, además de disfrutar de un tiempo de entretenimiento y escape, la otra cosa que trato de hacer es usar eso como un vehículo para hablar con la gente sobre la vida, sobre Cristo, para conectarme con la gente. Es un recordatorio de la forma muy extraoficial en la que Cristo fomentó las relaciones con las personas".